martes, 26 de marzo de 2024

Exploraciones en La Llera. Primavera 2023.

¡Aḥayádevos, cuever@s!

Vamos con una nueva crónica. Con un año de retraso, como viene siendo habitual en los últimos tiempos... En esta ocasión presentamos las exploraciones realizadas durante la primavera del pasado 2023 en nuestra zona de trabajo de La Llera que, rara ocasión, no se centraron en las grandes redes de este karst. Vamos a ello.


4 de abril:
Nueva visita a La Llera, en esta ocasión por parte de Diego, Clara y Pablo. El plan inicial era ir a la Boriza y rematar la topo, y después ir para oulagua o la LL-20. Pero como el Principado había publicado que ya habían cerrado la boca del Tebellín, y dado que nos pillaba de camino (dejamos los coches en Bricia) nos acercamos a comprobarlo. Y no, no estaba con verja (aunque sí la cerraron con posterioridad); y como Diego y Clara no la conocían, la recorrimos casi entera en plan espeleoturismo. Echamos un tiempo, así que comimos en la boca y después nos fuimos a topografiar la cercana LL-20.


La topografiamos prácticamente entera (220 m de desarrollo) y además topografiamos todo el túnel del Calabres desde la LL-20 hasta la boca del túnel junto al campo de La Corredoria. En la LL-20 sólo dejamos pendientes dos escaladas, que requerirán material, y un par de posibles desobstrucciones: una estrechez con corriente de aire que está muy próxima a ousanchi, y otra, sin corriente de aire, a pocos metros del Tebellín.

16 de abril:
Nueva salida a cargo de Diego, Clara y Pablo, en esta ocasión a la torca LL-15. El cadáver de oveja en el pozo de entrada aún huele algo, pero nada que ver con la visita realizada por Carmen y Pablo el otoño anterior. Claramente la cueva chupa aire, pues hasta que no pasamos el cadáver, no se nota el hedor. Vamos topografiando a la vez: Pablo coloca los puntos, Clara dibuja y anota, y Diego con el distoX. 
Aunque en la visita realizada el año anterior nos pareció que habíamos recorrido la cueva casi entera, en esta ocasión encontramos unas cuantas galerías nuevas en una cavidad muy laberíntica y bastante concrecionada, muy de las características de La Llera. Dispone de una sucesión de pocetes de acceso y de una sala amplia en zonas interiores. Corrientes de aire por varios puntos. Terminamos la jornada con un cuarto de kilómetro de topografía y la sensación de que la cueva aún puede ofrecer mucho más.





25 de abril:
Aprovechando unas pocas horas libres, quien escribe (Pablo) se acercó hasta Bricia con intención de prospectar un poco y tomar algunas coordenadas pendientes, comenzando por la propia boca del túnel y alguna otra cueva conocida desde años atrás pero aún no ubicada correctamente, caso de la LLR-47. Pretendía tomar también coordenadas precisas de la Cueva la Boriza, que tenemos ubicada de aquella manera en base a fotos aéreas, pero finalmente no llegué hasta ella, ya que me interné al norte de la antigua cantera, una auténtica jabalinada de lucha contra maleza infranqueable, y acabé desviando mi rumbo. Eso sí, conocí un jou realmente de cuento, donde parece que no haya pisado nadie en décadas; tan cerca y tan lejos...


Otro de los objetivos que llevaba en mente era prospectar por encima de la punta de exploración del Tebellín. Habíamos dejado allí una chimenea estrecha con aire (y raíces) que parecía cercana a la superficie y que cerraba por bloques y cascajo. Aquí hubo más suerte, ya que localicé un torcu obstruido con piedras que, por sus coordenadas, parece coincidir. Una desobstrucción a valorar, ya que probablemente sería laboriosa, pero nos dejaría prácticamente en la punta de exploración, más allá del lago.
Proseguí prospectando aún un buen rato, pero sin resultados reseñables. Pude constatar que más de una pequeña dolina ha sido convertida en vertedero o rellenada con escombros. Una lástima que un lugar tan fascinante como La Llera haya sido (y siga siendo) tan maltratado por el ser humano.


11 de junio:
Nueva salida a la torca del último día a cargo de Clara, Adaya y Pablo. Por fin dimos con el paso para cerrar el recorrido circular por la cueva que veíamos en la topografía antigua. Y revisamos y topografiamos los ejes principales que faltaban (aunque aún quedan unas cuantas incógnitas). Alguna de las participantes tuvo además su bautismo de fuego con la cuerda. La instalación, por cierto, por fin quedó matizada.
Tras pasar los datos recogidos en esta jornada, la topo queda por el momento con 390 m de desarrollo y 20 m de desnivel. 





17 de junio:
Nueva salida a La Llera, con participación de Clara, Brese, Pablo y Diego. A Pablo se le olvidó poner a cargar el disto, y como no había para topografiar hubo que cambiar de planes y decidimos hacer algo más deportivo. Primero visita exprés a Ḥouporqueru. Y después entramos por Torca las Matas e hicimos travesía saliendo por el túnel del Calabres. Entretenida, deportiva y bonita. Cuatro horas y media para hacer la travesía cuatro personas, sin mucha prisa pero sin salirnos del camino recto entre ambas bocas.







Y eso es todo por el momento. Seguiremos informando.
Las fotos que ilustran esta entrada son de Clara y Pablo. El texto de Pablo, con colaboración de Clara.

¡Saludos soterraños!




lunes, 25 de marzo de 2024

Memoria de exploración 'La Llera 2020'

¡Aḥayádevos, cuever@s!

Seguimos teniendo memorias de exploración pendientes de publicar y el principal motivo, como ya hemos comentado en alguna ocasión, más allá de las demoras habituales, son los varios robos de material que ha sufrido nuestro club en los últimos años. 
Sea como fuere, va siendo hora de sacar a la luz algunas de estas memorias, y hoy lo hacemos con la correspondiente a la campaña de 2020 en nuestra zona de La Llera.


Desde prácticamente la creación del Escar, en 2007, nuestro club ha desarrollado labor de exploración en el karst de La Llera, ámbito bien conocido de los espeleólogos asturianos. Tras los trabajos más o menos esporádicos realizados en los años 2007-2016, estos se vieron continuados por unas campañas en 2017-2019 con plena dedicación a la zona.

La campaña 2020 cuyos resultados ahora presentamos se vio condicionada, como no podía ser de otro modo, por la pandemia de la Covid-19. No obstante, los resultados de las exploraciones fueron óptimos, logrando conectar la Cueva l'Arite al Sistema Pradón-Ḥonfría, y ampliando la topografía de esta red hasta más allá de los 7 km de desarrollo. En mucha menor medida se trabajó también en otras varias cavidades de la zona.

Mencionar que en la campaña 2020 contamos con la colaboración puntual de espeleólogos del Grupo Espeleológico Niphargus, de Burgos, y de Exploraciones Subterráneas Proteus, de Cantabria. A destacar también ese año el importante robo de material sufrido en la Cueva'l Pradón durante el mes de marzo.

Como de costumbre la memoria puede consultarse, imprimirse y descargarse libremente desde Google Drive siguiendo este enlace. También quedará fijada en la columna derecha de este blog.

¡Saludos soterraños!

viernes, 1 de septiembre de 2023

Invernera bajo tierra

¡Aḥayádevos, cueveros!

En el último post habíamos concluido el repaso a las exploraciones realizadas en 2022, y en este iniciamos la crónica de las correspondientes a 2023 relatando lo hecho el pasado invierno en La Llera, que en comparación con otros años no ha sido mucho. Sin más preámbulos, vamos a ello.


22 de enero:
Después de algunas salidas navideñas de carácter más deportivo, este día regresamos a nuestra habitual zona de exploración, juntándonos un grupo más numeroso de lo habitual: Clara, Julio, Nidia, Álvaro, Chus (para quien era la primera salida con esta tribu friki del Escar), y quien escribe este post, Pablo. El plan era ir de tranquis y realizar la travesía de la LL-11 a Ḥoulagua, que varios aun no la habían hecho, recorriendo algunas otras galerías y aprovechando para mirar alguna incógnita pendiente en la zona bautizada Carreteras secundarias. No recuerdo bien si por algún problema técnico, o simplemente por tomarnos el día libre de trabajo, ni llevamos el equipo de topo. Quedamos tarde, según el habitual horario Escar, y en la cueva nos lo tomamos con calma. No obstante, sí que se miraron las incógnitas pendientes, ninguna de las cuales ofreció demasiada continuidad, y se aprovechó para tirar fotos por aquí y por allá; las que siguen son de Álvaro.








5 de febrero:
Regresamos a la LL-11 Adaya, Diego, Clara, Álvaro y Pablo, esta vez sí, con ánimo de sacar algo de trabajo adelante. Dos eran los objetivos. En primer lugar nos dedicamos a topografiar los ramales pendientes en Carreteras secundarias, que habíamos explorado en la última salida. Y después de ello nos desplazamos hasta la galería del río más allá del Segundo Balcón, donde teníamos intención de revisar el laberinto sobre el sifón temporal (antaño "sifón final"), buscando un by-pass seco hacia las galerías post-sifón. La búsqueda fue tan detallada como infructuosa, y sin encontrar nada nuevo, pero embarrados hasta las orejas, salimos de allí y nos acercamos hasta el sifón ("temporal-terminal"), que en esta ocasión no era tal y canalizaba una intensa corriente de aire. Cubiertos los objetivos previstos, y también en esta ocasión con un buen reportaje fotográfico de Álvaro, emprendimos el regreso. 
Ya en el exterior nos acercamos otra vez hasta la cercana boca de la LL-03, que aun tenemos pendiente de revisar.








18 de febrero:
Tras comprobar en la última salida que el bajo nivel del Calabres permitía atravesar el "sifón" final, habíamos planeado para este día una actividad ambiciosa: ir hasta la punta de exploración en el sistema, pertrechados con neoprenos y material "acuático", y además llevar equipo para abordar algunas escaladas con buena pinta en las galerías finales. Habíamos quedado un grupo majo, ya que se preveía una jupa de carretar cosas por el río, pero hubo varias bajas de última hora y en Barru sólo nos juntaríamos Clara, Diego y Pablo. Barajamos opciones y optamos por cambiar de planes, dejar los neoprenos en el coche, e ir a revisar la LL-03. Esta torca había sido explorada por la S.E. Hades en 1987, y revisada años después por el CADE, pero los del Escar, aunque conocíamos su ubicación, aún no la habíamos descendido. 
Se trata de un pozo de 20 m con una pequeña repisa inclinada intermedia, que equipamos con pasamanos y cabecera a árboles, y tres fraccionamientos a lo largo del descenso. En la base nos encontramos con una sala de cierto volumen, que desciende inicialmente para después ascender y transformarse en una galería de dimensiones más modestas, con una amplia colada que cae por nuestra derecha, y bloques por la parte baja, a la izquierda. Progresando por el tramo con bloques llegamos a un pocete destrepable, y bajo él nos topamos una gatera impenetrable con cierta corriente de aire. No llevábamos material adecuado para la tarea, pero la desobstrucción parece sencilla. Salimos topografiando y dejamos la torca instalada, con intención de regresar pronto a completar la faena.
La buena acción del día fue sacar una cría de lagarto del fondo de la torca.





3 de marzo:
Regresamos a la torca LL-03 los mismos de la vez anterior, Clara, Diego y Pablo, acompañados en esta ocasión por Marta, que se reincorporaba a la actividad después de algún tiempo sin pisar La Llera. Bajamos el pozo y gestionamos la estrechez sopladora bastante rápido, ya que mayormente se trataba de mover arena. Quien escribe consiguió pasar, y nasti de plasti: un hueco de unos tres o cuatro metros, y en el otro extremo un montón de piedras y bloques (por entre los que se cuela algo de aire) que tenían aspecto de desmoronarse con tocarlos. Como tenía intención de salir de allí, no los toqué. Clara también se animó a pasar la estrechez y echar una ojeada; Diego y Marta ni lo intentaron. No había nada más que rascar en la torca, así que emprendimos la salida desequipando. 
Se hace necesario anotar que si en la anterior jornada alguno de los integrantes del grupo había tenido problemas en la progresión por cuerda, en esta ocasión el ascenso se alargó de forma desproporcionada y hubo quien sudó la gota gorda. Piadosamente, diremos el pecado y no el pecador, pero se impone un cursillito o unas prácticas de progresión.
Mencionar también que si en la anterior ocasión habíamos sacado de la torca a un lagarto, esta vez le tocó el turno a un aragüezu (o esculibierzu, o alangüetu, o como quiera que lo llaméis en to pueblu; Anguis fragilis, lo bautizó Lineo). Vamos camino de especializarnos en rescate de reptiles.




La topografía de la LL-03 arroja 70 m de desarrollo y -24 de profundidad, sin aportar nada nuevo respecto a la topo de 1987, a no ser el pequeño hueco tras la gatera ventilada. A pesar de la cercanía con galerías del sistema, especialmente la galería Zombie, situada unos metros por encima, no parece que haya posibilidades de conexión. El dibujo de la torca que ofrecemos ha sido realizado por Clara, que anda iniciándose, y con buen desempeño, en estas lides de la topografía subterránea.


No mucho después, el 1 de abril, realizaríamos el cursillito de progresión al que me refería antes. Con escasa participación, todo sea dicho. Para ello nos fuimos a la Cueva'l Mazu, en cuya galerías fósiles tenemos equipado un lugar al efecto. 



Además de practicar diversas maniobras, la salida nos sirvió para comprobar que nos han robado la cuerda y toda la instalación del pozo de acceso a las galerías activas inferiores. Otro robo más. Por estas, y por otras cuestiones relacionadas con la conservación de las cavidades, nos estamos planteando dejar de publicar. Y no es la primera vez que el debate al respecto surge en el seno del club. Veremos.

En todo caso, y sólo para los espeleólogos de bien: ¡Saludos soterraños!
(para los ladrones, al contrario, muy diversas maldiciones del inframundo)

Las fotos que ilustran esta entrada son de Álvaro, Clara y Pablo.

domingo, 6 de agosto de 2023

Otoño espeleológico

¡Aḥayádevos, cueveros!

Lo prometido es deuda, así que proseguimos con la crónica de las exploraciones realizadas en 2022. Si en la anterior entrada narrábamos las actividades del verano, hoy toca turno a las desarrolladas en el otoño. Como de costumbre sólo nos referiremos a las salidas de exploración y topografía en nuestras zonas de trabajo, sin entrar a comentar otras salidas de espeleo de tipo deportivo o formativo (que también las ha habido).



27 de septiembre:
Clara y Pablo regresamos a La Llera en una salida en horario vespertino y de menor duración de lo habitual, lo que nos decidió a encaminarnos a la Cueva la Boriza —que habíamos localizado y explorado someramente con Carmen unas semanas atrás— y emprender su topografía. Teníamos algunas referencias de la cueva, y sabíamos que en la anterior visita no habíamos dado con el paso que debía comunicar con las otras bocas con que cuenta esta modesta red. Esta vez, con más calma que en la anterior ocasión, fuimos revisando los distintos vericuetos de la cueva mientras avanzábamos con la topografía.
La cueva cuenta con una galería de entrada amplia, con viejas formaciones y varios ramales, a cuyo fondo un resalte ascendente y un paso estrecho enmarcado entre concreciones da lugar a un cruce de galerías. Desde aquí un ramal regresa a la galería de entrada, y otros dos, mediante sendas estrecheces, acaban conduciendo a una sala amplia con algunos bloques. Esta sala asciende hacia el sureste hasta alcanzar el exterior mediante dos pequeñas bocas, y presenta además una chimenea en su centro que también comunica con el exterior. Hacia el oeste progresa estrechándose, hasta convertirse en gatera, y tras un corto trecho conduce igualmente al exterior a través de otra boca.
Habiendo explorado la cueva por completo, y habiéndola topografiado en su mayor parte (255 m de desarrollo), emprendimos el regreso. Como ya presentíamos tras la primera visita, parece que esta cavidad fósil no tiene relación con la Galería Pilar de la Cueva de Ḥoulagua.




12 de octubre:
Una vez más, Clara y Pablo regresamos a La Llera; en esta ocasión al Sistema Ḥoulagua-Matas-Molín. Entramos por Torca las Matas y nos fuimos a la zona de la Buhardilla, con intención de topografiar lo que quedaba por aquel sector y recuperar una cuerda que teníamos allí y que pretendíamos llevarnos para ir a revisar la Barbería en busca de un paso hacia las galerías post-sifón. Pero al final en la Buhardilla quedaba pendiente más de lo que pensábamos, y finalmente no llegamos a la Barbería; los planes están para cambiarlos, ¿o no?
En cualquier caso, se concluyó la topo de todo aquel sector (dejando sólo pendiente alguna posible desobstrucción) así como de los ramales que quedaban en la zona previa a la chimenea por la que se accede la Buhardilla, donde aún manteníamos varias incógnitas. Sin duda, el sector norte de Torca las Matas ha resultado ser una de las zonas más complejas y enrevesadas de toda esta red. Concluimos el día con poco más de un centenar de metros de topo, bien arrastrados. Y con ellos, ahora sí, hemos superado los 6 km de desarrollo en el Sistema Ḥoulagua-Matas-Molín, que queda en 6101 m. Recuperamos, además, buena parte del material con el que teníamos equipada aquella parte de la cueva.


1 de noviembre:
De nuevo a La Llera, en esta ocasión Carmen y Pablo. Dado que el disto se niega a funcionar como es debido, decidimos abordar la revisión de una cavidad que aún no habíamos visitado y a la que un servidor tenía muchas ganas: la Torca LL-15. Íbamos bastante cortos de material, aunque dadas las características de las cavidades de La Llera tampoco nos preocupó demasiado (lo que fue un error, como se verá).
Instalamos el pozo de entrada, de 9 m, y nos llevamos la primera sorpresa: el cadáver de una cabra en descomposición. Fedía bastante, pero aún así decidimos continuar. En el fondo del pozo, un estrecho ojal nos lleva a una segunda vertical, más estrecha y menos profunda que la primera. Abajo una galería de escaso desarrollo. Volvemos al segundo pozo y ganamos una ventana a un par de metros sobre el suelo. Un corto pasaje meandriforme y llegamos a un tercer pozo para el que ya no tenemos cuerda. Barajamos las opciones y decidimos regresar a los coches a por más cuerda. Así pues, salimos por encima de la cabra muerta, y un rato después volvimos a cruzar por encima de ella de nuevo en descenso y conteniendo las náuseas. En fin, instalamos la tercera vertical y accedemos a una galería amplia que continúa en diversas direcciones. Primero exploraríamos una galería cómoda, muy concreccionada en su parte final. Desde ella accederíamos por un pasaje lateral a una sala amplia y de techo elevado (12-15 m) de la que a su vez parten numerosas posibles continuaciones. Por la parte alta de esta sala comunicamos con un laberinto de pequeños meandros que parecen situarse muy cerca de la superficie, a juzgar por las corrientes de aire y las raíces.
Resumiendo: estuvimos explorando lo que nos parecieron los ejes principales de la cavidad, dejando pendientes numerosas incógnitas. Una cueva muy compleja y laberíntica, y también muy concreccionada y muy bonita, que intuimos puede ofrecer mucho más de lo que en esta ocasión hemos explorado. Eso sí, tendrá que ser para cuando el cadáver de la cabra —sobre el que tuvimos que cruzar una vez más para salir de la torca— se descomponga por completo. Salimos desinstalando.





12 de noviembre:
En esta ocasión nos juntaríamos Clara y Pablo, con unos planes bastante abiertos. La idea principal era ir hasta la Barbería de Torca las Matas, a revisar una estrechez ventilada en busca de la conexión con la zona post-sifón. Pero de camino a Las Matas pretendíamos parar en la LLR-10 para continuar con los trabajos de desobstrucción en la estrechez sopladora en la que unos meses atrás habíamos estado trabajando Julio, Carmen y Pablo. Decidimos destinar una batería del taladro a la LLR-10, y reservar la otra batería por si la necesitábamos en la estrechez de la Barbería.
Dicho y hecho: en la Cueva LLR-10 estuvimos turnándonos con el martillo hasta que el menda probó a colarse por el agujero descendente, lográndolo no sin esfuerzo y cayendo en un mísero hueco con techo de roca madre y lecho de bloques en el que a duras penas conseguí darme la vuelta. Una grieta descendente me permitió bajar hasta otro mísero hueco con lecho de arena, del que la corriente de aire (intensa en esta ocasión) se escapa por una estrechez entre bloques que parece ofrecer continuidad del otro lado pero que necesitaría desobstrucción. Ya bastante agobiado, me pongo a atravesar la primera estrechez, ahora en ascenso, y nanay, que el cuerpo no pasa. Tuvo que pasarme Clara el taladro y darle un buen rato hasta que finalmente logré salir.
Marchamos de allí con una sensación agridulce. La corriente de aire es intensa y no nos encontramos lejos de las galerías post-sifón de Ḥoulagua y el Molín, pero una hipotética desobstrucción sería sin duda laboriosa. Recuerda mucho a lo que hace años nos sucedió con la Cueva l'Arite y el Sistema Pradón-Ḥonfría.


Haciendo elucubraciones nos marchamos para Torca las Matas. Por no cargar peso extra dejamos la batería agotada en la Sala del Polvorín, bajo el pozo de entrada. Nos quitamos también los equipos de vertical, que ya no necesitaríamos hasta llegar a la Barbería, e iniciamos nuestro periplo por la cueva: Galería Oriental, Galería Inferior, Conexión del 97, continuación de la Galería Inferior, y finalmente la Barbería, cuyo acceso equipamos. Ya en la Barbería nos fuimos directamente a la estrechez ventilada, que superamos rápidamente, aunque tan sólo para encontrar otra segunda estrechez en la que también tuvimos que trabajar sin lograr finalizar la labor antes de agotar la batería del taladro. Habrá que regresar, ya que se aprecia continuidad algo más amplia.
Una vez concluida la labor que nos habíamos propuesto, tocaba emprender el regreso. No nos apeteció cruzar otra vez con todos los bártulos las estrecheces de la Conexión del 97, y finalmente decidimos salir por la LL-11, un recorrido bastante más largo pero, también, bastante más cómodo y bonito.
Una hora después estábamos en la calle. Antes de emprender el regreso definitivo, y ya pensando en nuevas exploraciones, decidimos buscar la boca de la cercana Torca LL-03 que localizamos tras un rato de pelearnos con la maleza.





18 de noviembre:
Quien escribe estas líneas se acercó ese día hasta Torca las Matas para recoger la batería del taladro que habíamos dejado allí olvidada. Bajar el pozo de entrada, recuperar la batería, y volver a salir. Plis, plas.

Y con esto concluimos la crónica de las exploraciones desarrolladas en 2022.
A modo de resumen podemos destacar:

- La continuación de los trabajos en el Sistema Ḥoulagua-Las Matas, que finalmente se ha logrado conectar con la Cueva'l Molín, quinta boca de la red, y que alcanza los 6,1 km de desarrollo.

- La consecución de los trabajos en el Sistema Furtivu-Ḥuraquín, que alcanza los 2,3 km de desarrollo topografiado, y cavidad en la que se completó una larga (e infructuosa) desobstrucción.

- Revisión y topografía parcial de la Cueva LL-31, con 240 m de desarrollo, y la Cueva la Boriza, con 255 m de desarrollo.

- Topografía de otras cuevas menores de La Llera, como la Cueva LLR-06 (27 m), la Cueva LL-10 (37 m), y el Torcu LLR-03 (11 m), y revisión de otras cavidades como la Cueva LL-20, la Cueva de Ḥousanchi, o la Torca LL-15. Además se han abordado trabajos de desobstrucción en Cueva Tapada y la Cueva LLR-10.

- Más allá del karst de La Llera, en la zona de exploración de Onís hemos regresado a la Cueva de Pruneda, abordando la única incógnita pendiente. Ahora sí damos los trabajos en esta cueva por concluidos, dejando la topo en 1143 m de desarrollo, y -76 m de profundidad.

En próximas entradas, más.
Las fotos que ilustran este post son de Pablo Solares, Clara Zazo y Carmen Montejo. Los textos, del primero de ellos.

¡Saludos troglobios, troglófilos y trogloxenos!